martes, 28 de febrero de 2012

Feliz día de Andalucía

En este país de guerrillas internas a modo de nacionalismos estériles exacerbados que tanto le cuestan económicamente a España, yo quiero hoy ondear la bandera blanca y verde de la que me siento juez y parte con el mismo orgullo que la rojigualda. 

Ubetense, andaluz, español y ciudadano universal, podría hablar de la suerte que siento en primera persona por la fortuna en la que nada he participado de haber nacido en Andalucía, pero no lo haré. Tenemos fama de muchas cosas, y entre ellas de graciosos, así que dejo una serie de vídeos en este nuestro día, 28 de Febrero, que a mí al menos me han dibujado una sonrisa


Monologo de Manu Sánchez (un grande)



 Un dardo envenenado (no te pongas tan serio Sergio)




 Un brindis
   

 Un cántico reivindicativo




 Y para cerrar, este spot que es puro arte 

jueves, 23 de febrero de 2012

No salgo de mi asombro: Sexo telefónico

Definitivamente hay gente para todo. Lo acabo de ver por Internet y no salgo de mi asombro



Y es que como diría el anuncio de un famoso refresco reconstituyente, el ser humano es maravilloso...

sábado, 18 de febrero de 2012

¡Voy a ser tito!

(8 Febrero ´12)

Una noticia puede cambiar una tediosa tarde de curso de estadística, puede cambiar todo un día e incluso puede llegar a reformar toda una vida. En mitad de la charla magistral de la profesora en la hora del sesteo, un mensaje de mi hermana me preguntaba que si estaba en casa y podía hablar conmigo, que tenía que comentarme una cosa. Algo inusual en la relación no pactada entre nosotros que hablamos casi tanto en silencio como a través de la palabra vertida. 
Curiosa la mentalidad del rey león de la manada que es el ser humano que siempre suele tender a ponerse en el extremo calamitoso de las situaciones: ¿qué habrá pasado?, ¿a quién?, ¿ya está mi sobrino con el nuevo resfriado de turno?

- Tranquilo, tengo nueve meses para contarte la noticia!

El subidón de alegría que silencia las explicaciones de la profesora, que te hace levitar sobre la silla, que te traslada cientos de kilómetros para compartir una alegría que no entiende de distancias ni de semanas sin vernos. La sonrisa que se dibuja en el rostro y te delata, que te desarma y te deja indefenso ante la oleada de felicidad. La misma sensación que cada vez que voy a Úbeda siento al ver a Javier: al principio totalmente dependiente del seno materno y los abrazos paternos, gatear, caerse ante el intento de sus primeros pasos hasta verlo ahora corretear con el único freno que supone un mueble que se interpone en sus enérgicos pasos diminutos que hacen ondear esa cabellera peluda de miel dorada cual oro bañada por esos oceánicos ojos en los que uno puede hundirse como la orquesta del Titanic.

Una noticia como la de aquel 14 de Noviembre del lejano 2009 que me animó la guardia y la vida. Felicidad elevada a su máxima exponencia. Por los papás, por los abuelos, por los primos, por ese Javier que compartirá su trono, por mí y la sensación edulcorante de sentirse parte de algo tan bonito como esta del embarazo. Nueve meses por delante que sobre Noviembre y si todo transcurre con normalidad romperá con un desgarrador llanto del eterno milagro de la vida en es@ Aitana de turno que vendrá para quedarse y hacerse imprescindible, para devastar la imposible rutina con un ángel de dos años y para seguir dándonos motivos para ver en esta vida un oasis en medio del caos.

Enhorabuena a Javi por su certeza concepcional; a mi hermana por su renovado estado y a Javier y sus distraídos balbuceos que asciende de status cediendo parte de su trono pero ni un ápice de su encanto

¡De nuevo voy a ser tito!




jueves, 16 de febrero de 2012

Película de terror con final inesperado

Esta entrada no sigue el canon de las precesoras; no encontrarás palabras bonitas, metáforas teñidas de esperanza y buenas obras. Esta es una entrada terapeútica de desahogo personal, mi folio en blanco para escribir lo que durante el día ha tenido en stand-by y que de alguna manera necesito vociferar aunque sea con palabras mudas.

No soy un ciudadano ejemplar: seguramente alguna noche habré montado un numerito espoleado por la pasajera deshinibición del alcohol; haya asaltado fuentes en la celebración de algún título de fútbol, haya aparcado en doble fila; me haya sido imposible imponerme a la batalla con la que mi vejiga me haya obligado a desalojar... Pero intento compensar los defectos: pago mis impuestos el primero, respeto al orden público, obedezco la ley como el que más, no robo, no hago bandalismo, cumplo las leyes de tráfico, no tengo ninguna multa en mis 8 años de carnet... 

Curiosa sensación la que tiene uno cuando al ir al coche para coger del maletero la cartera donde guardo mis bártulos para pasar consulta, se encuentra el "regalo" matinal de ver como durante la noche habían reventado la luna del asiento trasero y habían cabalgado como equino sin control por el coche: guantera abierta, papeles tirados, cristales por todo el interior del vehículo, el maletín médico en paradero desconocido y sobre todo la impune sensación de impotencia, la cara de "no puede ser, otra vez no" que se te queda mientras no sabes si reir, llorar, maldecir, contar hasta diez...


La cobardía del más vil anonimato clandestino, tirar la piedra y esconder la mano, huir como una rata de cloaca, dejar en evidencia a la buena madre que te dio la vida. El subidón de adrenalina al golpear con una piedra la luna de un coche mientras esta estalla tu violencia en el impacto. Sé que nunca leerás estas palabras, pero van para ti, esa escoria camuflada entre la manada que pareces cobrar tus frustraciones con el daño hacía lo ajeno.

Respirar, pensar, actuar. Encajar que ese cristal que se desangra en el marco es el tuyo; ir corriendo a tu puesto de trabajo para informar sobre lo sucedido y pedir permiso para ausentarte. Desenfundar el teléfono a horas prematuras para empezar a mover hilos. Hablar con tu seguro que siempre tan bien se ha portado contigo cuando lo has necesitado; solicitar los talleres concertados; localizar la comisaría de policía más cercana. Ir y venir sin rumbo fijo. Poner lo que crees una denuncia estéril; dejar el coche en comisaría mientras le toman huellas. Hacer gestiones para subsanar el robo de tu equipo médico ya que se han llevado consigo el fonendoscopio entre otras cosas. Concertar cita para el taller. Recoger el vehículo. Hablar con tu familia que en la distancia parece buscar contigo explicaciones y culpables. Intentar aún a riesgo de cortarte, quitar el grueso de cristales que inundan el interior del vehículo. Comer con el estómago encogido más que nada por impotencia. Ir a primera hora al taller. Recibir la rocambolesca llamada de teléfono de mi madre después de que el Ayuntamiento a través del distrito sanitario de Málaga diera con el teléfono de mi casa de Úbeda para informarle que mi cartera con mis cosas había aparecido y que podía pasar a recogerla al Ayuntamiento. Sentir por fin el roce de la cartera de cuero sobre mi hombre, desempolvar su interior manchado de arena, pisadas y barro y ver como tan sólo se han llevado dos bolígrafos, un pendrive y una lámpara para ver los reflejos pupilares. Comprobar que la bata, aunque mal doblada y sucia sigue allí, que al fonendo parecen no haberle dado la utilidad ni el precio que tiene, que los papeles de un trabajo que estoy haciendo, aunque algo rotos permanecen intactos, que el libro que estoy leyendo (que paradójicamente se llama Valiente) continúa con el marca-hojas por donde lo había leído y aún no comprender como ni las gafas, ni el GPS ni la compra de Ikea que hice el sábado que estaba en el maletero habían sido tocadas.

Son las 17:50h y esta película de terror en la que el malo no se ha quitado en ningún momento la careta ha tenido un inesperado final feliz. Gracias a la policía por haber encontrado el maletín; gracias a mi primo por las gestiones del seguro; gracias a mi familia por las llamadas desde la distancia; gracias a la gente que a lo largo del día, irónica o seriamente se han preocupado...pero sobre todo gracias a ese ángel de la guarda que parece seguirme: que fue capaz de que me devolvieran el iPhone que en el trayecto saliente de una guardia me dejé en el bus urbano, o el mismo que vio e hizo que un ciudadano apuntara la matrícula de aquella furgoneta que se estrelló contra mi coche y se daba a la fuga mientras yo pasaba consulta en el Rincón de la Victoria

Es tarde, ha sido un día duro y mañana tengo guardia. Pero esta película de terror ha terminado por dibujar una pequeña sonrisa con la que me voy a la cama. Buenas noches


martes, 14 de febrero de 2012

El botón del pánico

(9 Febrero ´12)

Es curiosa la sensación camuflada con la que la firme seguridad forjada a base de consultas puede pender de un hilo ante la abrupta ruptura que supone una inesperada amenaza, el verse contra la espada y la pared cuando uno va desprovisto de armadura.

Tras tres años trabajados (esa cifra se redondeará en el ya inminente Mayo), tras cientos de guardias, tras infinidad de consultas de Cupo pasadas, tras miles de pacientes vistos (puede parecer una exageración pero la cifra ya es real); tras historias escuchadas de amenazas y agresiones hacia algún compañero; tras ver varias situaciones tensas que hasta la fecha había conseguido eludir con algo de pericia y mucho de suerte, hoy me ha tocado vivir en primera persona la desagradable sensación de ver como tu base de castillos de arena amenaza con derrumbarse ante el temporal furioso de algún paciente malavenido. 

La interiorización del día a día hace que uno pierda la visión global de las cosas. En noches como esta recuerdo la primera paciente que vi en consulta con su tendinitis del supraespinoso: recuerdo mi temor de hacerlo mal, de no saber qué decir, de no dejar satisfecho al cliente que demanda asistencia. Otoño trae consigo la caída de las hojas ya maduras por el paso de los meses previos; algo similar a lo que ocurre con el paso de guardias, de consultas, de situaciones embarazosas que pasan a ser algo rutinario que consigues ver más como un reto que como un impedimento. 

Pero al final, la liturgia de la consulta es un cara a cara al que nunca puedes faltarle el respeto ni bajar la guardia. Como un torero que planta sus rodillas en el albero a la salida de toriles mientras el animal de turno corre con el ímpetu de una libertad figurada que tiene la oportunidad momentánea de debatir en la corrida. 
Cuando entra un paciente (anónimo o figurado) y cierra la puerta tras de sí te encierras junto a sus problemas y sus expectativas, ya sean reales o figuradas. Problemas que no entienden de razas, ni de zonas necesitadas de transformación social, ni de barrios guapos o feos, de patitos feos o princesas de cuento, ni de hombres ni mujeres, ni de altos ni de bajos, jóvenes o viejos, obesos o delgados, locos o cuerdos, licenciados o analfabetos, de tratamientos psiquiátricos ni de enfermedades indomables...La puerta se cierra y da igual el motivo de la consulta, esos cinco minutos de bis a bis son la cara y la cruz de una misma moneda.

Una consulta con la que los pacientes suelen tener la idea ya forjada de lo que quieren sacar de ella (un tratamiento específico, una derivación a algún especialista de turno, un informe o un parte de baja...), una idea que revolotea en el ecosistema de la consulta, una conducción que empieza a tensarse, unas explicaciones estériles para intentar que escuche quién no quiere ni oír. Estar sentado al lado de tu tutora mientras ella intenta explicar los papeleos a seguir, los escabrosos trámites burocráticos que tontocratizan a una sociedad ya de por sí delirante. Un paciente que no parece psiquátrico-medicado que parece no entender, que empieza a ponerse nervioso, que tensa la cuerda...que empieza a elevar los decibelios de sus argumentos...que comienza a llamar de tú despectivo en vez de usted...que pasa a moverse nervioso en una silla que parece quemarle...que empieza a faltar el respeto hasta finalmente mandar a la mierda. Y es en ese momento cuando uno intenta hacer de bombero y le dice que por favor, en la consulta se habla con respeto. De nada sirvieron los primeros compases en los que de buena manera y ganas le exploré su resfriado o le expliqué el tratamiento que tenía que hacer ya que cuando intenté defender a mi tutora, de nada sirvió lo anterior. Allí estaba él, de pie frente a mí mientras me amenazaba que me iba a partir la cara por hacerme el hombre, que iba a terminar con mi carrera...

Segundos que se hacen minutos, minutos que se anclan hasta parecer siglos. Una alarma que irrumpe y pone fin al ambiente viciado del Centro de Salud tras activar mi tutora el botón del pánico con el que en consultas como en las de mi centro de trabajo en la que la problemática social es el pan nuestro de cada día están instaladas. Pasa un pequeño rato eterno hasta que la seguridad y algún compañero va a tu consulta a modo de rescate y abre la puerta. Instantes de incertidumbre ante la sorpresa de lo desconocido, ante situaciones novedosas con las que uno no sabe cómo actuar hasta que le sucede, y que cuando le sucede no sabe finalmente como actuó realmente.

Yo que no hablé ante no creerme lo que estaba sucediendo, que me entregué ante la realidad que nos había tocado vivir. Que intenté recoger con aplomo las amenazas vertidas mientras un escalofrío recorría mi herido honor. Qué busqué durante minutos la manera en el que las cosas pierden su significado, que intenté buscar razones a la sinrazón, que me puse en lo peor a modo de punzón o cuchillo escondido sacado a relucir en el momento de máxima crispación... pero que finalmente me entregué a modo de consuelo a modo de estadística que me había tocado vivir hasta la fecha. En esta viga en el ojo ajeno que se suplementa por las miles de consultas que he tenido antes con pacientes anónimos, algunos de ellos que me agradecieron mis servicios, que se fueron con una sonrisa, que me dijeron buen servicio o que dibujaron en mí la sensación efímera pero honrosa del trabajo humilde bien hecho.

Hay muchas maneras de aprender pero sin duda ésta, enfrentarte a la realidad, es una de las más efectivas. Seguimos creciendo...


viernes, 10 de febrero de 2012

Descansa en paz, Andrés

Este blog es un espacio donde los Romeos y Julietas, los corsarios de este cuaderno de Bitácora, los malos de los cuentos y los bandidos clandestinos que aportan desenlaces inesperados siempre tienen voz y voto. Pero este cuaderno con el que me comunico al mundo también es un altavoz para narrar hazañas, anécdotas y mostrar personas con vidas e historias que merecen la pena ser contadas. 

Andrés Escalzo era una persona de este último grupo. Me cuesta hablar de él en pasado. Sin conocerlo en profundidad, creo no errar en mi diagnóstico final de que fue, es y será una gran persona, de esas en mayúsculas que pocas quedan en estos días de crisis de valores y tinieblas continuas. Se escucharán y leerán muchos adjetivos sobre Andrés, pero yo lo resumiré en la sinapsis más corta pero amplia: era una BUENA persona.

Esta tarde mientras buscaba noticias sobre Úbeda en la red me encontraba con el helador titular "Fallece Andrés Escalzo, presidente de la Adoración Nocturna de Úbeda". Sin entrar en juicios de valores ni demagogia barata sirva esta entrada como homenaje a ese gran cristiano y mejor persona que conozco gracias a la ayuda que junto a su mujer Paqui (un beso para ella) les dieron a mi más familia que vecinos Mirtha, Walter, Aylin y Eduardo y que por lo tanto, pese a poder ser un perfecto desconocido para mí, algo me unía.

Descansa en paz Andrés


Nada tiene que ver con él, pero he escuchado esta tarde poco después de enterarme esta canción "Acuérdate de mí" del nuevo disco que Sabina y Serrat han sacado (La Orquesta del Titanic) que bien pudiera servir de banda sonora



Acuérdate de mí cuando me olvides,
que allí donde no estés iré a buscarte
siguiendo el rastro que en el cielo escribes
las nubes que van a ninguna parte.

Acuérdate de mí
en tus plegarias
y búscame con los ojos cerrados
entre la muchedumbre solitaria
yo tampoco te quiero… demasiado.

Como te tomo, me doy
como te busco te evito
como me vengo, me voy
como me pongo, me quito
como te falto, te sobro
como me callo, te digo
como te pago, me cobro
como te extraño, te olvido.

Por ver volar los veces de colores
hicimos agujeros en el agua
preocupados en los alrededores
siempre en la dimensión equivocada.

Mujer de sombras y de melancolía
volvamos al Edén que nunca has ido
a celebrar con las copas vacías
el gusto de no habernos conocido.

Como te tomo, me doy
Como te busco, te evito
Como me vengo, me voy
Como me pongo, me quito
Como te falto, te sobro
Como te falto, te sobro
Como me callo, te digo
Como me callo, te digo
Como te pago, me cobro
Como te extraño, te olvido

Como te tomo, te tomo, me doy
Como te busco, te busco, te evito
Como me vengo, me vengo, me voy
Como me pongo, me pongo, me quito
Como te falto, te sobro
Como me callo, te digo
Como te pago, me cobro
Como te extraño, te olvido

domingo, 5 de febrero de 2012

Media Marathon Torremolinos: caminante no hay camino

5 Febrero ´12


Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
Caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace el camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino
sino estelas en la mar.
 Antonio Machado


El domingo 5 de Febrero estaba marcado en el calendario como el pistoletazo definitivo de salida para el reto de los retos que en Mayo tendrá lugar a modo del 101 de Ronda. Tocaba combatir la ola de frío siberiano corriendo la Media Marathon de Torremolinos con la inmejorable compañía de mi primo Fernando y el objetivo primordial de empezar a acumular kilómetros en las piernas tras unas semanas dubitativas de entrenamiento distraído. 





Torremolinos tomaba el relevo dejado por las anteriores cinco carreras en esta distancia y entraba en la digna sucesión de Granada, Murcia, Baeza-Úbeda, Córdoba y la de ingrato recuerdo de Málaga. Con el sinsabor de esta última muy presente ("Historia de una pájara") y con la de Córdoba como la de marca personal en 1h 44min 35 seg partía a las 10:00h desde la Plaza Costa del Sol sin presión pero con la responsabilidad de esta exigente distancia. Buenas piernas en un recorrido entretenido bordeando el paseo marítimo donde en la infancia solía veranear hasta las últimos cuatro kilómetros que esperaban con una sonrisa diabólica a modo de cuestas y pendientes que hicieron exigir lo mejor de uno mismo y que terminó desmaquillando un tiempo que aunque secundario no estuvo muy lejos de la marca personal (1h 48min 42 seg) y que será un aliciente para que el próximo 18 de Marzo en la Media de Marzo luche contra el recuerdo de lo que pasó el año pasado, contra mí mismo, contra mi marca personal y sobre todo contra la gran sombra que proyecta los 101 de Ronda que pese a ser en Mayo ya parecen otear en el horizonte.


Pasito a pasito, más cerca de la meta. ¡Adelante Cerbatanas!

viernes, 3 de febrero de 2012

Jornadas R3 SAMFyC ´12

(2-3 Febrero ´12)

Parece que estoy abocado a Málaga. Es costumbre que la SAMFyC (Sociedad Andaluza de Medicina Familiar y Comunitaria) organice todos los años unas jornadas para actualizar, formar y unir a los R3. Esta era la ocasión que llevábamos esperando: la oportunidad de hacer la maleta, acudir a alguna provincia andaluza para conocer y reencontrarte con viejos amigos. Pero como ocurriera en el primer congreso andaluz que me tocó y en el internacional de la WONCA, Málaga volvía a ser la ciudad elegida por lo que de nuevo tocaba hacer de anfitrión.

24 horas intensas con bienvenidas, talleres interesantes (el que hice de Soporte Vital Avanzado fue muy bueno), una acalorada mesa debate donde se puso en tela de juicio la necesidad o no de crear la especialidad médica de "Urgenciólogo" y en la que la división de opiniones y los intereses médicos, políticos y sociales parecen que haya mucha tela que cortar para tan pocos sastres al cargo. Para concluir en una de esas veladas nocturnas que serán recordadas durante tiempo.

Una idea que siempre saco como conclusión cuando nos reunimos en este tipo de actos: 

- Medicina Familiar y Comunitaria es la base del Sistema Nacional de Salud. La base del triángulo. Si ella no funciona, el resto se desmorona... Pero muy difícil o imposible que funcione si el poder social, político y económico muestra sus preferencias (de manera tan desconsiderada) hacia el mundo de la especialidades.

- No entiendo que en las facultades siga sin impartirse una asignatura como tal de MFyC cuando cerca del 40% de los alumnos que se presentan al MIR terminarán eligiendo esta opción

- Tampoco entiendo cómo se ofertan tantas plazas de especialistas (entre las que se incluyen MFyC, sí, somos especialistas) si luego la tasa de desempleo entre la gente que termina el MIR es abrumadora. ¿Mano barata para cubrir las guardias de los diferentes servicios durante los 4-5 años que dura la especialidad?). He oído que en los próximos años la tendencia será cubrir 1 de 10 jubilaciones, así que ¿tiene sentido que todos los años los hospitales se llenen de Médicos Internos Residentes?. Creo que lo mejor sería hacer un balance y cuadrar entre el Ministerio las plazas ofertadas y entre las facultades los puestos ofertados para que los alumnos se matriculen en función de las necesidades del sistema

Lo que está claro es que la cantinela que durante tantos años escuché en la Facultad por parte del Decano y otras voces "autorizadas" de que éramos unos afortunados ya que íbamos a coger los años dorados de la Medicina e íbamos a optar a los mejores puestos de trabajo, o bien era una falacia o bien se ha ido difuminando a medida que los años y la "crisis" ha desolado el solar de algunos. El futuro es incierto, a veces lo veo negro, pero toca ir con la linterna para intentar poner luz. Mientras tanto, sigamos en la lucha, que el día a día no es fácil pero al menos, muchas veces es gratificante


Dejo para terminar un enlace de un artículo publicado por la Unidad Docente de Medicina Familiar y Comunitaria de Sevilla que pudiera dar lugar a debate o concienciación social. El título: "¿Sobran médicos en España?" creo que ya lo dice todo. 

Y como todo no van a ser penas y penurias también dejo algunas fotos de las Jornadas de R3 de la SAMFyC

Mesa de Autoridades: entre ellas el Alcalde de Málaga y el Presidente del Colegio de Médicos de Málaga

Una foto con solera. Bob y el Principito. De Úbeda, de Fonsa, compañeros de clase...

Dos años después, reencuentro con parte del equipo que viajamos a Cuba

Conociendo al príncipe de Sevilla